Dicen que la 4T venía a exorcizar los demonios del viejo régimen… pero parece que solo les cambió el uniforme.
Andy López Beltrán, el “amiguísimo” del presupuesto, demuestra que la austeridad aplica solo para los mortales, no para quienes saben mover los contratos millonarios entre Pemex y los cuates de confianza.
Adán Augusto jura que no conoce al crimen organizado, aunque los de La Barredora parecían tener pase VIP en Tabasco. Eso sí, mientras haya abrazos, los balazos se posponen.
Mientras tanto, Gerardo Fernández Noroña nos enseña que la austeridad republicana es como los fantasmas: todos hablan de ella, pero nadie la ha visto. Con su casita de 12 millones en Tepoztlán, vuelos privados y primera clase, parece que los espectros de la 4T solo visitan a quienes no forman parte del “círculo encantado”.
Finalmente Claudia Sheinbaum, ya con su escoba institucional, lanza una cruzada contra la corrupción… siempre y cuando no toque al círculo sagrado del movimiento. Dicen que no es cacería de brujas, pero varios disidentes ya están ardiendo en la hoguera mediática.
La 4T prometió ser una transformación; terminó pareciendo una película de terror político donde los fantasmas del pasado cobran nómina y los villanos se dan conferencias de prensa.
Porque sí, México cambió… solo que los monstruos siguen siendo los mismos, pero ahora con nuevo logo y discurso moralizador. 👻












































